martes, 26 de noviembre de 2013

Resonancia

Mi primera resonancia.

La máquina para hacer resonancias parece una máquina de pega. Vamos, que te metan en un tubo es algo relativamente normal, que te pongan una vía con un contraste entra dentro de lo normal pero el ruido... el ruido sospecho que es para adornar, para que no parezca un proceso soso.

Yo sospecho que alguien se preguntó cómo llamarle al procedimiento y se contestó a sí mismo: "resonancia", lo demás cae de cajón, una resonancia tiene que resonar. Y resuena, vaya si resuena.

La máquina de las resonancias junta una serie de ruidos desagradables a un volumen bestial (incluso con los cascos puestos) sacados o de la mente de un loco o de una obra en una calle, y los ruidos se suceden de forma más o menos regular a intervalos irregulares, con breves momentos de silencio para despistar.

Si a eso le unimos el frío (incluso con una manta en mi parte inferior) y la postura boca abajo con las tetas encajadas en unos agujeros de metacrilato... solo me queda sugerir, para completar el conjunto, unos ruidos de gente masticando o tirándose pedos (con perdón).

Agradable no es, pero tampoco es para morirse, en unas doce semanitas repetimos, a ver cómo encoge el enemigo.