viernes, 27 de diciembre de 2013

Olores

Oler por la boca.

Desde la primera sesión de quimio fue evidente que iba a tener problemas con los olores. Primero fue un problema con el quitaesmalte que, por alguna desconocida razón, usó una noche mi hija, después vinieron las colonias.

Es complicado porque la gente tiene la manía de utilizar colonias y perfumes y el problema puede aparecer lo mismo en clase en la escuela de idiomas que en la estación de trenes.

El olor llega por la nariz, advirtiendo a gritos su presencia, y después se instala en la lengua y los labios con toda su potencia química.

Supongo que no se puede ir pidiendo a la gente que deje un hábito tan aparentemente poco molesto e incluso imperceptible, no al menos sin un grado importante de confianza.

No sé muy bien cómo gestionarlo.